miércoles, 30 de julio de 2008

Derecho a la vida

Estoy preparada para ser ahorcada pero no deberían lapidarme. Si te estrangulan mueres y ya está, pero es muy duro soportar los golpes de las piedras en la cabeza.”
Khayrieh, mujer condenada a morir lapidada.

Hace seis años, nos llegó al corazón la historia de la nigeriana Safiya Hussaini, condenada a morir lapidada por quedarse embarazada sin estar casada -su propio hermano la denunció- y Amnistía Internacional y otras oenegés se movilizaron para recoger firmas e intentar salvarle la vida. Y lo consiguieron.



Después se publicó un libro con su historia que te ayuda a conocerla mejor. Fue obligada por su padre a casarse con un familiar mayor cuando era una niña y al poco tiempo su marido la repudió.
Cuando parecía que iba a ser feliz junto a otro hombre, éste la engañó asegurándole que se casaría con ella, pero cuando se enteró que esperaba un hijo de él, no quiso saber nada de ella. Su hija Adama, fue la razón de que fuera condenada. En el libro agradece a todas las personas que, sin conocerla, la ayudaron.

Un año después de saltar a los medios de comunicación el caso de Safiya, la nigeriana Amina Lawal también fue amenazada de morir apedreada y organizaciones humanitarias e instituciones de todo el mundo se solidarizaron con esta mujer y lograron salvarle la vida con ayuda de la presión mediática.

Ahora el país es Irán. Hace unos días ha saltado la noticia de que ocho mujeres y un hombre han sido condenados a ser lapidados en ese país. A las ocho mujeres, con edades comprendidas entre los 27 y los 43 años, se les imputan cargos como ejercer la prostitución, incesto y adulterio. El hombre, un profesor de música de 50 años, será ejecutado por mantener relaciones sexuales con una estudiante.

Todavía estamos a tiempo. Safiya y Amina fueron absueltas. Con una simple firma podemos salvarles la vida.




La lapidación se sigue ejecutando en algunos países en pleno siglo XXI

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