miércoles, 18 de febrero de 2009

La fuerza del cariño

Cumplir una promesa. Eso es lo que al padre de la joven italiana Eluana, le llevó a tomar esa decisión tan difícil y dejar que el alma de su hija descansara en paz. Varios años antes de que Eluana Englaro sufriera ese fatídico accidente, que la dejó en estado vegetativo irreversible, ella fue con su padre a visitar a un amigo que estaba en coma, tal fue su impresión que le hizo prometer a su padre que si a ella le pasaba algo así, que no le permitiera vivir de esa manera. La madre de Eluana murió de cáncer poco después del accidente de su hija, quizás su cuerpo no resistió tanto sufrimiento. Su padre, 17 años después cumplió esa promesa.

El caso de Eluana ha causado un gran revuelo social y político en Italia y ha traspasado fronteras. En España, ha habido en los últimos años más casos similares. Hace diez años, el deseo de morir del gallego Ramón Sampedro, también tuvo mucha repercusión mediática. Tanto se habló del caso que Alejandro Amenábar rodó una exitosa película con su historia, ‘Mar adentro’. Hace casi dos años, nos llegó al corazón la lucha de Inmaculada Echevarría, para que fuera desconectada del respirador que la mantenía con vida, llevaba diez años postrada en una cama.

Hay muchas más familias a las que un accidente les cambia la vida. Como Andrés Fuentes, que lleva 21 años en coma. Vecino de mi pueblo, Huétor Tájar (Granada) yo conocía su tremenda historia porque mis padres me lo habían comentado en alguna ocasión. Su hija Cristina, estaba en mi colegio. Como tanto se habló del caso de la joven italiana, me acordé de lo que le había pasado a Andrés y me puse en contacto con su mujer, Encarni Hidalgo, para hablar con ella y si no tenía impedimento dar a conocer su vida junto a su marido en el periódico IDEAL de Granada, donde trabajo.

Encarni en el centro Oasis de Granada, donde está su marido. Foto: Lucía Rivas

Al principio, Encarni se mostró reacia, porque nunca ha querido entrar en polémicas de ningún tipo y menos después del revuelo suscitado por la historia de la joven Eluana. Al final accedió, porque le dio confianza el hecho de que yo fuera del pueblo, ya que conocía a mis padres y a mis tíos. Quedé para hablar con ella, el pasado 14 de febrero, en el centro Oasis de Granada de atención a mayores y discapacitados, donde lleva casi cinco años su marido. Andrés, tenía 33 años cuando sufrió un accidente de coche en 1987, que le causó lesiones irreparables en el tronco encefálico y desde entonces está en coma.

Encarni me abrió su corazón y me contó sus más sinceros sentimientos desde que aquel desafortunado accidente les arrancó todas sus ilusiones. En el accidente su cuerpo no sufrió ningún daño, tenía el cinturón puesto, pero sí su cerebro. Encarni tuvo mucho tiempo el coche siniestrado guardado, intentado averiguar lo que pasó, al parecer su marido se quedó dormido y se salió de la carretera.


Un palo muy duro para toda la familia. Su hija Cristina tenía solo siete años. Ahora, Andrés es abuelo de una nieta, Andrea, que tiene ya once años. Encarni es incapaz de tomar una decisión como el padre de Eluana, reconoce que habrá tenido que ser durísimo para ese hombre, pero ella no puede decidir por otra persona. Todo lo que ha vivido, le ha llevado a estar convencida de que ella sí quiere hacer su propio testamento vital. Encarni se considera creyente y la marcha de su marido lo deja en manos de Dios.

Encarni durante casi las dos horas que estuvimos hablando, se emocionó varias veces y yo también. Hizo hincapié en el apoyo esencial desde el principio de su suegra Antonia, de su familia, hermanos, del hermano de Andrés, Paco, y de sus amigos para salir adelante y luchar por su hija. Toda la familia lo ha pasado muy mal, Encarni lleva años tomando antidepresivos para mantenerse en pie y su amor y el cariño tan grande que siente por su marido es lo que le ha dado fuerzas para no derrumbarse.

Encarni no quiso que en ningún momento se retratase a Andrés, pero mi compañera Lucía Rivas y yo subimos a la habitación para poder reflejar en una fotografía que Encarni lleva 21 años junto a la cama de su marido. Andrés, tenía la televisión puesta y un sol radiante entraba por la ventana. Encarni al entrar lo abrazó y le dio dos besos. Y le dijo: “Andrés vienen a verte dos chicas muy guapas”.

Encarni pasa todos los fines de semana junto a su marido. Foto: Lucía Rivas

Andrés no mueve nada, pero parpadea mucho. Y tiene una sonda que es por donde recibe el alimento. Andrés no responde a ningún estímulo, aunque Encarni asegura que en muchas ocasiones sonríe y que vio como lloraba cuando su madre murió, que estaba en la misma habitación. Y quién sabe si de alguna manera se da cuenta de las cosas o las percibe, los médicos aseguran que es imposible, pero no están dentro de él para saberlo. Su familia le habla como si él pudiera escuchar.

Desde que hablé con Encarni, no he parado de pensar en su historia, no me lo he podido quitar de la cabeza. ¡Qué injusta es la vida! De esta familia destaco el amor inmenso de la madre de Andrés, día y noche junto a su hijo hasta que falleció hace tres años, su hija Cristina que ha tenido que crecer sin su padre, en momentos tan especiales como su boda o el nacimiento de su hija Andrea y el amor y cariño incondicional de Encarni que siempre ha estado junto a su marido.